Brrrr que frío hace, ya está aquí para quedarse un tiempo. Como nosotros, que como os dijo Hugo ya estamos aquí, que bien!
¿A quien no le gusta cuando hace frío entrar en la cocina, a la hora de comer, y tener algo bien calentito en la mesa?, pues hoy os hemos preparado algo perfecto para estos fríos tremendos, una Sopa de Cebolla Gratinada. La sopa de cebolla es para los franceses lo mismo que la sopa de ajo para nosotros los españoles; es decir una sopa de origen muy humilde típica de las épocas de hambre. Según la wikipedia Aparece en la edición más antigua del libro de cocina del siglo XIV, llamado Le viandier, de Taillevent, conservado en la Biblioteca Nacional de Francia.
Esta sopa ganó su fama en el siglo XIX, cuando se extendió en París la costumbre de tomar algo caliente en los pocos sitios abiertos a altas horas de la madrugada, las tabernas y restaurantes que rodeaban las Halles de París, el mercado central de abastos, vamos lo mismo que ahora cuando te vas el sábado de madrugada al Mcdonals para mojar los cubatillas. La sopa de cebolla pasó de ser la sopa que tomaban los trabajadores del mercado a ser también un tentempié para noctámbulos. En la segunda mitad del siglo XX las Halles fueron derribadas, pero la tradición no sólo se mantuvo en ese barrio parisino sino que se extendió y se incorporó en las costumbres de los franceses de todo el país
La receta no puede ser más fácil, para dos o tres personas necesitamos:
2 cebollas medianas
Aceite de oliva
Medio vasito de vino blanco (del güeno mejor)
Media cucharada de harina
Un litro de caldo de carne o de verdura (también se puede hacer solo con agua, pero tiene menos sustancia)
Rebanadas de pan
Queso Emmental rayado
En la olla donde vayamos a hacer la sopa pochamos a fuego lento la cebolla cortada en brunoise o en juliana, hasta que tome un color marrón. En ese momento añadimos el vino y esperamos a que reduzca.
Agregamos la harina y movemos bien para que no se queme. Cuando se haya cocinado un poco la harina es el momento de echar el caldo. Lo dejamos cocer a fuego medio media hora, si vemos que la sopa se queda corta de caldo añadimos un poco de agua.
Encendemos el horno con el gratinador a tope.
Rectificamos de sal y si queremos le podemos añadir un toque de pimienta. Repartimos la sopa en los platos o cuencos que vayamos a usar para servir. Ponemos las rebanadas de pan y las cubrimos con bien de queso. Gratinamos.
Cuando el queso esté bien gratinado solo nos queda sacar la sopa del horno y servir bien caliente
Con este plato os aseguro el calor para toda la tarde, y os incluyo hora y media de siesta para reposarla bien.
Naiara